Sir 8

Lo que no se debe hacer

1No te pongas a pleitear con un hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos.

2
2. No sea que te mueva una querella. En griego: para que no te oponga su peso, o sea su oro con el cual podrá sobornar a los jueces (versículo 3).
No contiendas con un hombre rico, no sea que te mueva una querella.

3Porque a muchos ha corrompido el oro y la plata, que hasta el corazón de los reyes influye y lo pervierte.

4
4. Leña en su fuego: el locuaz aprovechará cada palabra tuya para seguir hablando.
No porfíes con hombre parlador, y no echarás leña en su fuego.

5
5. Cada día oímos por la calle cómo se habla contra la dignidad de la madre.
No tengas trato con hombre mal educado, a fin de que no diga mal de tu linaje.

6
6. Véase II Corintios 2, 7; Gálatas 6, 1. Esto es fundamental según el Evangelio. Nuestra caridad tiene por modelo, dice Jesús, la misericordia del Padre que perdona (Lucas 6, 36). Si no obramos como Él, no seremos perdonados (Mateo 6, 14 s.; Santiago 2, 13), pues nadie puede justificarse por sí mismo ante Dios (Salmo 129, 3 y nota). ¡Ay de aquel que rechaza a un arrepentido! Véase 28, 1 ss.
No mires con desprecio al hombre que se arrepiente del pecado, y no se lo eches encara. Acuérdate que todos somos dignos de reprensión.

7
7. Cf. Levítico 19, 32; Tobías 4, 16; Sabiduría 4, 8 s.; Proverbios 16, 31. De nosotros se hacen viejos, y seremos tratados del mismo modo como nosotros tratamos a los viejos. Hay una ley de talión en este sentido, que se cumple automáticamente, sin juez y sin alguacil. Nuestros hijos nos darán el mismo honor que nos ven tributar a nuestros padres. “A propósito de esto, ¿no convendría desde ahora ir labrando las coronas de la virtud y de la sabiduría que han de coronar una dichosa ancianidad? No se labran estas coronas en el invierno de la vida. Al borde de la sepultura solo se tejen coronas fúnebres” (Gentilini).
No pierdas el respeto al hombre en su vejez; pues que de nosotros se hacen los viejos.

8No te huelgues en la muerte de tu enemigo, sabiendo que todos morimos, y no queremos ser objeto de gozo.

9
9 ss. Véase 6, 35; 9, 21; 37, 15; 39, 2 s. Una de las virtudes características de los ancianos es, sin duda, su sabiduría práctica. No se dejan llevar por las ilusiones de la juventud, son más discretos en las palabras y más prudentes en sus consejos. “La vejez, dice San Isidoro, lleva consigo muchas ventajas, porque nos libra de poderosos y crueles tiranos, pone un freno a los deleites, rompe la impetuosidad de la concupiscencia, aumenta la sabiduría y da maduros y prudentes consejos” (Lib. I in Hexam. c. VII). De ahí la institución del “senado” (de “senex” = anciano) en los pueblos antiguos y también en el pueblo hebreo (cf. Números 11, 21 ss.). Roboam perdió el reino de Israel por haber seguido el consejo de los jóvenes y no el de los viejos (III Reyes capítulo 12).
No menosprecies lo que contaren los ancianos sabios; antes bien, hazte familiares sus máximas;

10porque de ellos aprenderás sabiduría y documentos de prudencia, y el modo de servir a los príncipes sin queja.

11No dejes de oír lo que cuentan los ancianos, porque ellos lo aprendieron de sus padres.

12Pues aprenderás de los mismos, discreción y el saber dar una respuesta cuando fuere menester.

13
13. Reprender a un pecador obstinado es a veces lo mismo que irritarlo e instigarlo a pecar más. En general, el hombre malo se vuelve contra los que lo corrigen, como enseña Jesús en Mateo 7, 6. Demos a esas almas, cuando es posible, el conocimiento espiritual de Dios, que puede transformar su corazón (Juan 17, 3; Colosenses 1, 6; 2, 2; Ef. 4, 23) más que reconvenciones morales, pues bien saben ya ellos que pecan. Nadie deja el amor al pecado si no halla otro amor mayor que lo atraiga (Mateo 13, 44 y 46; Lucas 12, 34).
No enciendas los carbones de los pecadores, con hacerles reconvenciones; de otra suerte serás abrasado con la llama del fuego de sus pecados.

14No te pongas de frente a persona de mala lengua, a fin de que no esté en acecho para sorprenderte en alguna palabra.

15
15. Véase 29, 4 y 9 s. El poderoso no pensará en devolvértelo porque no te teme.
No prestes al que puede más que tú; si algo le prestaste, haz cuenta que lo has perdido.

16No hagas fianza sobre tus fuerzas; y si la has hecho, piensa cómo pagarla.

17
17. Lo que cree justo: hebreo: a su placer. El griego dice: porque fallarán a favor de él.
No litigues contra el juez; porque él juzga según lo que cree justo.

18En viaje no te acompañes con un temerario; no sea que cargue sus desastres sobre ti; porque él va siguiendo su voluntad, y su locura te perderá a ti, juntamente con él.

19Con el colérico no trabes riña; ni camines por lugar solitario con el atrevido; porque para él la sangre no importa nada, y cuando no haya quien te socorra, te hará pedazos.

20
20. El secundo hemistiquio en griego: porque él no puede guardar palabra (no puede callarse).
No te aconsejes con tontos; porque estos no pueden amar sino aquello que a ellos les place.

21
21. El texto griego dice: delante de un extraño no hagas nada secreto.
No consultes en presencia de un extraño; porque no sabes lo que él maquina dentro de sí.

22Ni descubras tu corazón a cualquier hombre; no sea que te muestre una falsa amistad, y te afrente.
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